Calidad de la cooperación

La calidad y la eficacia son dos elementos fundamentales dentro de la moderna visión de la cooperación internacional para el desarrollo. En el actual contexto de crisis económica que viven muchos de los países más desarrollados resulta todavía más importante prestar atención a aspectos como la optimización de los recursos disponibles, la relación coste-eficacia y la aplicación de sistemas de calidad. En realidad,  a pesar de que son muchos los factores que influyen en el desempeño de una intervención, mejorar la calidad y la eficacia de un proyecto o programa no es una tarea tan difícil como a primera vista pudiera parecer. En la mayor parte de los casos, simplemente basta con aplicar la estrategia y el método que mejor se adapten a las circunstancias y características particulares de la intervención. Aunque no existe una regla ni un método común a todas las cooperaciones que operan en la escena mundial, la gran mayoría de ellas comparten enfoques y herramientas cuya naturaleza varía en función de la dimensión y el alcance de la intervención que se pretende poner en marcha.

Básicamente, los principales operadores de la cooperación internacional para el desarrollo llevan a cabo su actividad a partir de tres grandes Enfoques.


Dentro del ámbito de la cooperación en materia de educación superior (con áreas entre las cuales se cuentan el desarrollo de proyectos de investigación internacionales, la constitución de redes académicas o el desarrollo de programas de formación conjuntos) el Enfoque por Proyectos o Programas es hasta el momento el predominante, de modo que los actores de la cooperación deben centrarse en mejorar la calidad y la eficacia a través de las herramientas correspondientes a dicho nivel.


En definitiva, la calidad de un proyecto o programa, entendida como el resultado del análisis de los principales indicadores de desempeño del mismo, será mayor en la medida en que seamos capaces de incorporar apropiadamente las metodologías disponibles a la realidad sobre la que se pretende intervenir. Ello implica que dichos enfoques metodológicos han de estar presentes desde la fase de concepción del proyecto o programa, continuando en las etapas subsiguientes de identificación y formulación, para seguir aplicándose una vez puesto en marcha en los períodos de ejecución y seguimiento, períodos en los que la evaluación y el monitoreo juegan un papel igualmente importante.